Cuando hablamos de preemergencia y emergencia ambiental, todos sabemos que esto hace referencia a la mala calidad del aire, por tanto, para nadie debería ser novedoso que expliquemos que esto afecta directamente la salud respiratoria y a largo plazo la salud cardiovascular de las personas, sin embargo ¿porque hacer énfasis en esto, si es un tema que la población ya conoce?
Porque con el actual estado de avance de la pandemia por COVID-19, sumado a las bajas temperaturas que comenzamos a registrar en la zona por la estación del año en la que nos encontramos y el consecuente aumento del uso de leña como método de calefacción, empeorará la calidad del aire y con ello habrá un inevitable aumento de los cuadros respiratorios, sobre todo en la población susceptible, como son personas con enfermedades respiratorias preexistentes (asma, EPOC, entre otras) fumadores, extremos etarios y sin duda interferirá en el desarrollo de sintomatología en las personas con COVID-19 y otras infecciones respiratorias estacionales.
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