Carta de un perro sumamente distinguido por su amo

Volcán Osorno, mayo de 1999

“Pero sucedió que el principito, después de haber andado mucho tiempo, por la arena, las rocas y la nieve, descubrió por fin el camino. Y los caminos llevan siempre hasta los hombres.”

ANTONIE DE SAINT EXUPERY

Yo soy un canis vulgaris. Conocido por niños, visitantes y escaladores, como “el Ene”, ya que llegué a este lugar (1.200 m.s.n.m.), un día que no recuerdo y que no fue significativo para nadie. Solo se, que en este lugar habían unas manos y voces cálidas, a las que no les importó que yo llegara sin dientes, con el cuello sangrante (después de estar amarrado y colgado no se cuantos días), una oreja rota y un tajo grande en uno de mis costados. Por supuesto que mi carta de presentación no era de las mejores, y mi imagen dejaba bastante que desear. Con estos antecedentes dejaba entrever que no era “de los trigos muy limpios” que digamos. Y como era un vulgar desconocido o sea un N.N., por eso mi amo me bautizó como “el Ene”.

La verdad es que no sabría cómo llegué hasta aquí. Y menos las razones que tuve para tomar este camino. Como dice el dicho, “todos los caminos conducen al Amor”, que es Roma al revés. Yo antes no era muy creyente, ya que si ustedes me preguntan de donde vengo o donde nací o quienes eran mis amos anteriores, sinceramente no los recuerdo. Lo que se y estoy seguro, es que yo les serví de “juguetito terapéutico” a más de alguien…Pero eso ahora está olvidado. Ahora tengo una casa. Ya no soy tan patiperro como antes. Y trabajo. Así pues. Tengo un trabajo estable y digno. Mis ladridos ayudan a los Guardaparques a controlar en las mañanas muy temprano las ascensiones al Volcán Osorno ¿cómo les quedó la caspa? ¿ahhhh? ¡A CONTROLAR LAS ASCENSIONES AL VOLCÁN OSORNO!!!

El volcán es uno de los más atractivos, aunque más peligroso para los escaladores. Además de su propio atractivo, desde la cumbre se pueden observar el Lago Llanquíhue en su totalidad. ¿Qué tal? Y también el mar. Desde el volcán se ven los barcos que entran y salen de Puerto Montt. Y en la noche se ven las luces de las ciudades de Puerto Montt, Puerto Varas, Llanquíhue, Frutillar, Puerto Octay, Las Cascadas, de Purranque y de otros diez pequeños poblados más. Como si fuera poco, desde aquí, además, observo los aviones que van y vienen de Santiago, Punta Arenas y Bariloche. Es decir, tengo el control aéreo, terrestre y marítimo (je-je-je). Creo que soy un perro privilegiado.

«ene»

Honestamente, no soy tan monono como para que alguien me lleve a Hollywood. Sería una lata que me transforme en un can famoso, que viaje por todo el

mundo, que me esperen multitudes, que me asignen algunos romances, que no tenga vida privada y se me considere una estrella por donde transite. En verdad, ¡¡¡EN ESTE LUGAR YA ME SIENTO ESTRELLA!!! Tengo buen aire, tengo nieve, hago deportes, estoy bien alimentado, soy querido, respetado y, lo más importante: ESTOY SANO.

Los Guardaparques que aquí trabajan, atienden a los visitantes que llegan por muchas razones: para realizar caminatas; escaladas hasta la cumbre del volcán; sacar fotografías; a jugar y deslizarse por la nieve (me contaban que antes se esquiaba cuando funcionó el andarivel) y también a observar el atardecer. El lado negativo de todo esto, es que muchos dejan envases plásticos de todo tipo, pañales y gran variedad de basuras que afean mi territorio. DIGO MI TERRITORIO, puesto a que ya fui aceptado. Tengo un lugar donde dormir calientito. Aquí arriba hace mucho frío.

Es mi territorio, además, porque acompaño a los Guardaparques en sus distintos desplazamientos a lugares bastantes complicados, protegiendo la flora y la fauna y a los propios visitantes que transitan por los sectores o faldeos del volcán.

A propósito, los Guardaparques crearon un grupo de rescate de alta montaña. La razón de formar esta agrupación es la de estar entrenada y preparada para cualquier emergencia que pueda ocurrir. Esta agrupación trabaja en coordinación con el Cuerpo de Socorro Andino de Puerto Varas, la Fuerza Aérea y Carabineros…y conmigo. En este sentido, yo no soy un perro-conejo, porque “las paro de lejos”. A veces se ven unas liebres gorditas y se me llega a hacer agua la boca. Pero puchas. Que mala onda. Aunque tratara de alcanzarlas no podría hacerles nada. Ya que me falta “la delantera”. Al final solo podría darles un apretón bucal. Eso, si es que las alcanzo. Es mejor que sea así. Ya que los Guardaparques protegen los animales y las aves. Y yo no podría estar en contra de los que ellos hacen, ¿Onofre?

Admiro la paciencia de los Guardaparques. Durante todo el día tienen que atender a visitantes nacionales y extranjeros que llegan en tours organizados, personas que quieren hacer trekking, safaris fotográficos, escaladas a la cumbre ó a los seracs del volcán. Este último tipo de visitantes, llegan a muy tempranas horas en la mañana, por lo que yo también tengo que estar atento al “Luppo” por si mi socio se me queda dormido, ya que tenemos que tener “a todos identificados, señores”.

«ene»

Además, tenemos que atender a otro tipo de visitantes muy especiales. Llegan en sus motos o jeep e insisten en realizar algunas actividades que ponen en riesgo su integridad de las personas que lo acompañan. Muchas veces, debido a que los cambios climáticos son frecuentes y muy rápidos, los conductores no pueden encontrar la ruta de retorno, pues no está delimitada y bajo condiciones extremas no tiene permitido el tránsito. Por lo demás, estos vehículos destruyen la vegetación que se está recuperando del suelo volcánico y el ruido ahuyenta la fauna en repoblamiento. A veces he llegado a “patear la perra” de rabia porque algunos no entienden.

Las condiciones climáticas aquí son extremas en invierno. A lo que más le tengo miedo es al viento. Especialmente en las noches. Aparte de lo oscuro, es ese ruido tan particular que tiene. La sensación que se siente es a veces aterradora. En algunas ocasiones he pensado que se debe sentir lo mismo que estar en medio del océano, de noche en un bote y con un solo remo. Esa es la sensación que se siente aquí cuando el viento sobrepasa los 150 Km. a la hora. Este lugar no tiene defensa natural, estamos totalmente expuestos. Varias veces soñando, he dicho, “…ahora si…se nos voló la casa y aterrizamos en el lago”. No le tengo miedo al frío, ni a la nieve, ni a la soledad, ¡¡¡SÓLO AL VIENTO¡¡¡ Realmente admiro a mi amo, ya que con estas condiciones de frío, viento y aislamiento, igual cumple y siempre es atento con los visitantes que llegan. Y eso no es fácil, debido a los extravíos, debido a los buscas cambios climáticos. En todo caso, hemos aprendido a interpretar el lenguaje de la naturaleza, para el lenguaje de los humanos.

Sé el dolor que le causaría un nuevo accidente, ya que el tiene que de dar las explicaciones a la policía, jueces, periodistas y familiares. Desde que yo llegué, no ha habido ningún accidente o extravío. Y no es que mi presencia haya sido importante. Sino es por la seriedad que le da mi amo a su labor y preocupación constante, para que todos vayan y regresen en el día. Siempre he pensado que mi amo podría estar en un lugar más agradable, más caluroso (guatita al sol) y con un mejor bienestar. Pero él cumple su labor a pesar de las privaciones y limitaciones. Invierno y verano y todo el año, protege el parque, los pájaros, los visitantes, TODO.

Estoy “super contento”. Además, porque me siento querido, aceptado y orgulloso. Mi amo tiene un espíritu que no lo he encontrado en nadie. Da y tiene dignidad. Por eso puedo decir que estoy más contento que perro… “sin pulgas”.

Siempre me dedico a observar a los humanos que llegan. Y por sus voces, ademanes y gestos que veo, los comparo con los de mi amo. Veo la gran diferencia que hay. Creo que el corazón de mi amo es muy grande. No piensa en él, sino en toda la humanidad. Y su tarea de proteger el medio ambiente y la diversidad biológica, hace que sea el más grande entre los grandes. Espero que su voz y espíritu trascienda, y que su imagen y su calor llegue a todos los humanos y animales que viven en éste mundo, especialmente en este rincón donde vivo actualmente y donde voluntariamente me quedé, para ser su cómplice.

Decididamente, él puede decir ahora orgullosamente que su mejor amigo SOY YO. Y que juntos, vamos a proteger lo más bello que tiene la existencia: LA VIDA

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