El llamado camino «Estero Largo», existe desde fines del siglo XVIII, conectando la zona en que más tarde estaría ubicada la ciudad de Río Negro y Purranque.
Hay muchas evidencias que indican que la ruta correspondió a una variante por el valle central del denominado «Camino Real», construido entre la ciudad de Valdivia, hasta San José de Alcudia, actual Río Bueno, Osorno, Riachuelo, Maypue y Maullín, alcanzando el Canal de Chacao, hasta llegar a San Carlos de Ancud en Chiloé. Las localidades intermedias de Riachuelo y Maypue fueron postas para el reabastecimiento y descanso.
Longitudinalmente, el Camino Real abarca una amplia zona del sur, algunas veces desplazándose por la propia cordillera de la Costa entre Valdivia y el canal de Chacao. Fue una verdadera franja que atravesó las actuales regiones de Los Ríos y Los Lagos, que equivalen a las provincias Valdivia, Ranco, Osorno, Llanquihue y Chiloé, en suma, 14 comunas.
En un mapa adjudicado a Ambrocio O´Higigins se ve claramente la ruta principal del camino.
El Camino Real no fue simplemente una ruta. Fue un complejo de caminos. Digamos, un verdadero corredor. Habían Caminos Reales por todo el imperio y fueron las rutas construidas por los colonizadores en todos los territorios invadidos. En la propia España y en todas parte de América Latina, desde México hasta el extremo sur de Chile continental, existieron caminos construidos por los invasores hispanos que recibieron el rótulo de «Camino Real».
En un obra denominada «Exploraciones jeográficas e hidrográficas», publicada en 1888, se puede observar el detalle de la llegada del Camino Real a Maullín.
En un plano desarrollado por Carlos Tornero en 1904, en líneas discontinuas, se puede observar de mejor manera el trazado del Camino Real.
En el tramo que iba entre Riachuelo y Crucero, el camino recorría las cumbres de la denominada «cordillera pelada». Esta fue la razón por la que en la temporada de invierno el tránsito de carretas, cabalgaduras y personas se hacía casi imposible. Por eso, se podía utilizar la variante Riachuelo, Río Negro, Purranque y Maypue.
De este modo, la ruta «Estero Largo», fue una variante del denominado camino real que unió Valdivia con Chiloé durante la Colonia. Esto podría ser cierto por distintas razones:
1.- En el período tardío de la Colonia, la fundación de Riachuelo y Maypyé como postas de descanso y abastecimiento, demostró que era posible realizar precisamente una variante al camino establecido.
En efecto, la alternativa al antiguo camino se trazó entre el poblado de Riachuelo pasando por el sector donde luego se fundaría Río Negro y Purranque, constituyendo la actual ruta U 530 o U 532
2.- En medio de la ruta, se ubica un relato de un oro enterrado y perdido. Al respecto, es necesario reconocer que en toda la zona de Osorno y hasta Chiloé, existen una abundante cantidad de historias relacionadas al oro; oros perdidos; entierros y abundan también historias de acceso a distintas cantidades de oro, algunas de ellas incluso relacionadas a pactos con el diablo.
3.- Pero quizá la verdadera razón de esta abundancia de relatos de oros perdidos, se deba a la existencia de la mina de oro de Ponzuelo, cuyos restos todavía se pueden observar cerca de la localidad de Riachuelo.
El origen del nombre de «Estero Largo», por su parte, se debe a que por un tramo de unos 100 metros, el camino que unía Río Negro con Purranque, continuaba a lo largo de un riachuelo. Este mismo hecho permitió que desde tiempos ancestrales, en invierno, el mismo estero inundara un más amplio espacio, dando origen a un humedal.
Y todavía, este mismo hecho también permitió que en el tiempo subsistiera un añoso bosque nativo. A la larga, este carácter inundable o la existencia del humedal, cerraron nuevamente el camino. En verdad, lo que cerró el camino fue el hecho que la ruta cayó en desuso, debido a una multiplicidad de impactos tecnológicos como el que impuso el paso del ferrocarril y el motor a combustión interna.
En algún momento de la vigencia del camino de Estero Largo, surgió la leyenda de un tesoro de oro enterrado. Seguramente, porque por ahí los españoles transportaban el oro extraído de lavaderos y minas desperdigadas por toda la zona.
Camino estero largo
La voz “Estero Largo” en Purranque, es al mismo tiempo el nombre de un camino y el de un Fundo.
El camino “Estero Largo”, como ya quedó señalado, conectaba a Purranque y Río Negro desde tiempos inmemoriales. Este antiguo camino (hoy ruta U-532 por el lado de Purranque y 530 por el lado de Río Negro), hacía colindar el Fundo Los Queltehues con el Fundo “Estero Largo”. Este último, de una familia de apellido Martínez.
De acuerdo Ramiro Barría, la Sra. Olga Villegas, una purranquina nacida en 1927, habría escuchado la historia de un entierro en este lugar. La leyenda, se la había contado su propio padre, don Flavio González, nacido en 1900 (Ramiro Barría, Historias y Leyendas Campesinas de la Comuna de Purranque, sin ed., Purranque, 2015).
La familia de don Flavio había vivido trabajando muchos años en el fundo de los Martinez. El relato, hay que situarlo aproximadamente, hacia 1920. Cuando recién estaba surgiendo la ciudad de Purranque.
De acuerdo a Olga Villegas,
“Mi papá nos contaba, cuando yo era niña, que habían sacado un entierro en el fundo, cerca del estero. En el lugar donde nos íbamos a bañar y a lavar lana y ropa con mi mamá. Era un lugar muy bonito. Y había allí cuatro árboles. En medio, estaba el hoyo donde…[supuestamente] sacaron [el entierro]. Yo vi el hoyo. Era grande. Pero se notaba que era antiguo y allí decía mi papá que habían sacado el entierro…Mi papá decía que lo había sacado un viejito amigo de él, don Hilarión González. Pero hacía ya muchos años atrás. Este viejito era famoso en Purranque por ser un muy buen ‘charqueador’…él le enseñó a mi papá a charquear” (Ramiro Barría Alvarado, Historias y leyendas campesinas de la comuna de Purranque, sin ed., Purranque, 2015, pág. 25).
Esta historia del entierro en “Estero Largo” se extendió por los campos circundantes. Incluso, también trascendió las fronteras nacionales.
Don David Barría Villegas, purranquino nacido en 1948, cuenta que por un asunto de negocios mineros tenía contactos con un australiano llamado Melvin Morrison. De pronto, Morrison avisó su arribo a Chile y de su interés de llegar hasta Purranque para hablar de negocios.
A su llegada, Morrison preguntó a Barría si conocía un lugar llamado “Estero Largo”. Luego que Barría respondiera afirmativamente, el australiano confesó que buscaba este lugar, debido a que sabía de la existencia de un tesoro español oculto allí. Morrison había investigado en archivos de España las historias y documentos sobre minas de la época colonial en Chile. Y habría hallado referencias de un tesoro oculto en un lugar llamado “Estero Largo”, al sur de Osorno.
El australiano Morrison reconoció que no sabía cómo ubicar este lugar. Y su sorpresa fue mayúscula cuando don David Barría señaló que su familia había vivido allí. Aunque inmediatamente Barría confesó al australiano que sabía que alguien había sacado un entierro de tal lugar.
Como Morrison igualmente mostrara interés, ambos se dirigieron hasta el fundo “Estero Largo”. Aunque solo pudieron penetrar hasta las inmediaciones del estero. El camino se encontraba cerrado, tal como permanece en la actualidad.
Como haya sido, de esta historia surgen una serie de interrogantes. ¿Por qué es posible encontrar menciones de este tesoro en documentos españoles?, ¿este metal había sido oculto por conquistadores? o ¿fue oro robado y oculto por ladrones?
En primer lugar, este antiguo camino unía el sector de Río Negro con los territorios de Purranque desde tiempos coloniales. Y como dicen los más antiguos, el camino de “Estero Largo” era una huella de tierra que también se le llamó “Camino Real”. Entonces el probable que por allí hayan circulado peninsulares cargando tesoros.
Por otro lado, es interesante subrayar el hecho de que en distintas épocas, los mapas de viajeros que dibujan el Camino Real reconocen que la ruta de Rio Negro a Purranque fue una variante de la misma, específicamente, entre Osorno, Riachuelo y la localidad de Crucero. Y esto se confirma por medio de relatos orales.
De hecho, el troncal principal del Camino real fue una senda muy precaria. Y los distintos ramales, no debieron ser distintos. Para obtener una imagen aproximada del estado del Camino Real a comienzos del siglo XIX, se puede recurrir al relato de Claudio Gay. Respecto a las maniobras del General Bauchef en lo que se conoce como la última batalla de los españoles en el marco de la guerra por la «independencia de Chile», ocurrida en un sector entre las ciudades de Purranque y Fresia el 06 de marzo de 1820, Gay señala:
Perseguir al enemigo al través de aquellas frondosas selvas, cuyos recodos y salidas no conocía él, habría sido una imprudencia que Beauchef, a pesar de que nada pudo nunca intimidarle, no se atrevió a tomar bajo su responsabilidad. Convocó un consejo de guerra, el cual opinó que ya no era posible renovar batallas con los escasos restos del ejército y el mal estado de las armas, y que era imposible también ir a ocupar el camino real como Freire lo había ordenado y mantenerse allí donde podía ser atacado por los dos flancos, en una localidad llena de matorrales y de pantanos, y privado de su guía, que acababa de desaparecer. En vista de todos estos inconvenientes, se decidió, por unanimidad, la vuelta a Dalcahue, a fin de esperar allí nuevas órdenes del General en Jefe. Una vez adoptada esta determinación, rompieron los fusiles, buenos o malos que no podían llevar consigo, enterraron entre las malezas el cañoncito, y colocando a los heridos sobre los caballos aprehendidos, y a los oficiales sobre guandos se pusieron en camino, abandonando el campo de batalla a los vencidos, quienes no tardaron en volver a él con el objeto de enterrar o quemar los cadáveres y llevarse todos los objetos servibles (Claudio Gay, Historia física y política de Chile, Tomo VII, Historia, Biblioteca Fundamentos de la construcción de Chile, Cámara Chilena de la Construcción, Pontificia Universidad Católica de Chile, Biblioteca Nacional, Santiago, 2007, pág. 101).
Oro en Estero largo
Don Enrique Mattei, actual dueño del fundo Los Queltehues, afirma categóricamente que cuando él llegó a la zona a administrar su fundo, supo que allí había habido un lavadero: «…encontré evidencias de eso» (Enrique Mattei, Entrevista por What App, 24 de mayo de 2021).
Mientras que Helmuth Sobarzo, que nació en el sector de Estero Largo, señala que creció escuchando la historia del oro perdido. Su casa, por lo demás, estaba a escasos metros del lugar. Exactamente en la pampa que se llamaba «Los Corrales», justo donde estaba el entierro. Precisamente en la mitad del fundo.
De acuerdo al Sr. Sobarzo, la existencia del entierro se manifestaba por una serie de fenómenos muy raros que ocurrían en el lugar. Según declara:
Ahí había un laurel bastante grande…colgado por debajo…y tenía un hoyo para adentro…entonces, cuando uno pasaba, por ejemplo, tarde o de día o a la hora que pasara…derrepente salía una gallina…castellana algunas veces y a veces negra…y yo le cargué varias veces…pensando que era una gallina real, pero nunca la agarré.
En otra oportunidad me salió un…tipo un torito. Y volví a verlo y tampoco estaba. Y al frente del mismo laurel habían tres cruces. Según la historia, antes de que yo naciera, ese tiempo existía la policía azul…los pacos…y ellos, habían muerto a tres delincuentes que se iban arrancando. Y ahí estaban las tres cruces (Helmuth Sobarzo, Entrevista realizada el 22 de mayo de 2021).
De acuerdo al Sobarzo, el laurel que contenía el entierro estaba unos 500 metros al sur de donde el camino se sumergía en el estero.
Recuerda que cuando era niño, entre varios intentaron excavar en el lugar del laurel. Pero el miedo los contuvo. Porque habían otras historias que circulaban. Incluso, la propia gente antigua repetía que nunca nadie lograba profundizar un hoyo, dado que salían culebras entre una variedad de otros bichos.
El miedo era demasiado. Y según el propio Sobarzo, en las noches de San Juan todo el mundo sabía que ocurrían cosas en el laurel. Pero nadie se atrevía a salir.